lunes, 13 de junio de 2011

Los marcianos vienen a invadir la Tierra, por JG


Era un día más bien nublado de primavera. Yo estaba en el coche de vuelta a casa cuando de repente oí un extraño sonido como desde el cielo. No vi mucho, pues estaba muy nublado. Pensé que podía ser algo interesante, ¡había sido un ruido muy raro! ¡Pero realmente, yo siempre pensaba que las cosas podían ser algo raro y luego nunca lo eran!
Llegué a casa, me bajé del coche y entré, como cada día, a la cocina a merendar. Mi perra Roma estaba muy nerviosa. Me chocó porqué es una perra ceporra y tranquilona; de todas manera no es una perra muy lista así que no le di más vueltas y me dediqué al Nesquik.
Después de hacer los deberes me mandaron a la calle a darle un paseo a Roma. ¡Estaba imposible! Todo el rato tiraba de mí para el lado por el que nunca íbamos, hacia una zona verde con muchos árboles y muy solitaria. Finalmente cedí pensando que por algo querría pasear por ahí.
Anduvimos entre los árboles. Olía extrañamente a quemado y Roma tiraba de mí como si fuese un caballo de tiro. De pronto se paró en seco y metió el rabo entre las patas, se puso detrás de mí. Me quedé observando todo y me pegué el susto de mi vida al ver salir de la maleza un bichejo asqueroso…¡ de dos metros! Muy optimista me acordé de Et y pensé que sería simpático y listo, pero entonces me acordé del resto del resto de las pelis de marcianos y llegué a la conclusión de que mis pocas matemáticas daban un resultado: bichejo asqueroso de dos metros + probable alienígena= PROBLEMAS.
Pensé en mis posibles escapatorias: Correr y esconderme con Roma detrás de un árbol (difícil); Intentar socializar con el bicho y mientras prepara a Roma para el ataque (¡con pocas esperanzas!); ¿Volar?, imposible; ¿Tele-transportarme o hacerme invisible? (Esto no es Harry Potter)… ¿Qué más podía hacer?; Tratar de convencerle de que viniese a casa a tomar un helado y llevarle a la policía para que le fusilasen (je, je, je).
Entonces el alienígena pareció darse cuenta de mis pensamientos. Se fue acercando hacia nosotros lentamente y con cara de pocos amigos. Dije a gritos:  ¡¡¡¡@$%&@/(@/(“$·%&!!!! Él pareció entenderme y empezó a hablar en un idioma parecido:  ¡¡¡¡·$@%&@#!!!! En ese momento vi que le había cambiado la cara y me miro con cara de amigo simpático. Pensé, ni la capa invisible ni volar… ¡Esta había sido la mejor idea, hablar accidentalmente en su idioma!
Seguimos hablando un rato en ese extraño idioma que salía sorprendentemente de mi boca y, que además, yo era capaz de entender. Me contó que él era un explorador y que en un principio el plan era invadir la Tierra. Acababa de cambiar de opinión al ver que no éramos criaturas malas. Iba a informar a su Nave Nodriza (con la blackberry) de que la invasión era innecesaria pues éramos unos tipos muy majos (o sea, ¡yo era el majo!).
Una vez más mi simpatía natural, mi inteligencia y mi enorme modestia había salvado a la humanidad de un terrible final. Aunque también podía ser, que sus armas fueran simples piedra a pesar de ese aspecto tan evolucionado. Quién sabía… Pero yo había hecho un gran papel.
De pronto algo me torturó. No sabía qué era, pero no quería seguir así. Cerré los ojos y me pellizqué; entonces me di cuenta de que era el sonido del despertador. ¿Y el bicharraco, y la maleza…?  ¿Y Roma…? Roma sí estaba a mi lado chupeteándome… ¿Lo demás? …. ¿Había sido un sueño?  Vi algo en mi mesa. Era una blakberry. Ponía: “nuevo mensaje” en idioma alien. Conseguí entender el mensaje sorprendentemente. Decía: “El ataque a la Tierra ya está preparado”. “Ataquemos”.

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