Había una vez un muchacho llamado Juan. Era un chico alto, listo, rubio y tenia once años. Juan vivía en La Moraleja, que es un barrio de Alcobendas, con sus padres y era hijo único. A Juan le gustaba mucho el Conocimiento del medio. Él nunca quería cenar con sus padres porque prefería ir a cenar con sus amigos al Diversia, y siempre buscaba escusas. El Diversia es un Centro Comercial cercano a su casa.
Como estaba poco rato con sus padres, pensó que tenía que pasar más tiempo con ellos. Estuvo dos días pensando. Hasta que un día…
“¡Lo tengo!” exclamo Juan.
Como a mis padres les gusta viajar y a mi también y tienen dinero, les voy a proponer que demos la vuelta al mundo.
Juan le dijo a su padre:
- Bueno papa ¿que te iba a decir yo? ¡Ah si!: he pensado que como pasamos muy pocos ratos juntos y a vosotros os gusta viajar y a mi también, podríamos dar la vuelta al mundo, tu, mamá y yo.
– Me parece una fantástica idea, Juan, pero tenemos que preguntárselo a mamá.
Esa misma noche Juan escucho a sus padres hablando sobre el tema. Por la mañana le dijo su padre:
- ¡Juan! ayer por la noche estuve hablando del tema con mamá y ¡vamos! Pero a Alemania.
–Bueno pero por lo menos vamos ¿no?
- ¡Sí, es verdad! Anda vete a hacer las maletas que nos vamos a Alemania.
- Vale papá. ¡Papá el avión hace mucho ruido!
- ¡Ya lo se Juan!
- Papá y mamá ¿cuanto dinero tenéis?
- Cincuenta, sesenta
- Yo tengo sesenta y mamá diez bueno con esto nos bastara. Pasamos por la caja y preguntamos cuanto cuesta cien euros ¡no! Voy a casa a coger treinta euros.
- ¡No, perderemos el vuelo!
-Pues lo siento, Juan. No iremos a Alemania.
Al final, Juan decidió mejor cenar siempre con sus padres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario