lunes, 4 de abril de 2011

Llegada a la Luna, de Gonzalo Navares


Érase una vez un chico llamado  Neil Armstrong  que su sueño era ser astronauta y  tocar la Luna por primera vez  en la historia. De pequeño, él jugaba a los astronautas con  un cohete de papel y unos muñequitos. Armstrong tenía miedo de que cuando despegaba el  cohete explotara y también si le absorbiera un agujero  negro.

Sus amigos no se podían imaginar que Armstrong  quisiera ser astronauta.
Cuando tenía treinta años se apuntó al equipo de astronauta, le hicieron las pruebas de aprendizaje y las pasó  correctamente.
Llego el día y se dijo a sí mismo:
-       -¡Voy a ir a la luna y ser el primero en poner una huella en ella!
Amstrong fue a ponerse el equipaje e irse a la astronave, se despidió de su familia
y… Empezó la cuenta atrás “diez, nueve, ocho, siete…
shhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. El cohete despegó de inmediato.
Cuando la astronave traspasó la atmósfera el cohete empezó a flotar por la gravedad. El cohete, se abrió en dos partes y soltó el Eagle 3.
El  Eagle 3 se apoyó  en la luna  y Armstrong pisó  la Luna ¡por primera vez en la historia!
Su familia se puso a llorar de alegría y la estación espacial  empezó a gritar y llorar.
Armstrong  puso la bandera de América en la Luna. 
Media hora después  cuando Armstrong  fue a subirse a Eagle3  apareció un monstruo mejor dicho ¡un extraterrestre!
 El extraterrestre se dirigía hacia Armstrong, no tenía ningún arma pero… Armstrong sabía karate  entonces cuando el extraterrestre estaba delante de él le dio un puñetazo en toda la cara y se desmayó, mientras tenía tiempo para escapar.
Cuando el extraterrestre se levantó la nave ya estaba en marcha hacia  la Tierra.
Cuando aterrizó  el astronauta salió de la nave lleno de heridas, con mucha sangre y le llevaron al hospital. Al cabo de dos semanas Armstrong  estaba en su casa curado.

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