lunes, 7 de febrero de 2011

LA ISLA DEL TESORO. Capítulo 1: El Mapa (ACD)

Hola me llamo Álvaro y tengo 11 años. Me gusta jugar al fútbol y soy muy curioso y dispuesto. Me gusta ayudar a mi padre, que es informático. A mí se me da muy bien la informática, pues como ya os he dicho, soy muy curioso y le pregunto todo lo que se me pase por la cabeza sobre esto
-¿Qué es una tarjeta gráfica? ¿Cuántos megabytes tiene esta? ¿Y una tarjeta de sonido? ¿Se puede instalar en este ordenador Windows 7 Proffesional? ¿Y el office 2007? ¿Cómo se usa este programa?
Él siempre me contesta:
-Cada cosa a su tiempo. Ya lo aprenderás cuando seas más mayor. Y ahora deja de agobiarme que tengo que trabajar.

También me gusta mucho ayudar a mi padre porque hace muchas cosas de jardinería, albañilería, fontanería, riego; y a mí me encantan esas cosas. Desde pequeño ya sabía trabajar con el cemento, es más, una vez me metí dentro de la cubeta. Otra cosa que también me gusta mucho son los misterios. Esta mañana, al salir de Misa, me he ido a montar en bici con Jaime, que es mi hermano, y con mis amigos Juan y Ana (me gusta mucho, pero no se lo digáis a nadie, y menos a ella).
A mitad del camino, nos ha parecido ver algo extraño en el suelo. Tras dar un frenazo y dejar las bicis en el suelo, nos hemos acercado a ver que era. ¡Menuda sorpresa nos hemos llevado al darnos cuenta de que era una compuerta! Observándola durante un rato he encontrado una anilla y he tirado de ella para intentar abrirla. Entonces ha dicho Juan, que es más fuete que yo:
-Déjame a mí, que tengo más fuerza que tú. Solo sirves para pensar y para usar el ordenador.
-¡Cállate! - le espeté - ¡Qué por lo menos se pensar!
Cuando íbamos a empezar a pegarnos a intervenido Jaime:
-Calmaos, calmaos, que no os sirve de nada pelearos.
– Esconded las bicis, que viene alguien, nosotros nos ocultamos detrás de ese árbol. – dijo Ana.
Nos escondimos y observamos sacando de detrás del árbol la cabeza sigilosamente. Venía un señor hacia aquí, miró hacia un lado, luego hacia el otro lado, abrió la compuerta y se metió dentro. Al poco rato salió con una hoja de papel doblada que se metió en el bolsillo. Le seguimos cautelosamente y vimos como caía al suelo porque se había tropezado con una piedra. Se levantó sin darse cuenta de que se le había caído el trozo de papel del bolsillo. Lo recogimos, lo desdoblamos y… ¿a que no sabéis lo que era? Un mapa en el que se veía una isla y un camino qué acababa en una equis.
Decidimos ir a ver lo que se escondía tras la compuerta para averiguar más cosas sobre el mapa. Cuando entramos lo que vimos fue un cuarto con un ordenador y una impresora, una mesa con cuatro sillas, un sofá y una estantería gigante hasta arriba de libros. Investigamos un poco, yo estaba con el ordenador, Ana y Jaime con los libros y Juan con el mapa, a ver si encontraba algo especial en el. Al cabo de un rato dijo Juan.
– Esta isla me suena mucho, estoy seguro de que la he visto en otro lado.
Entonces Ana exclamó:
-¡Ya lo tengo; en el libro de conocimiento del cole, es una de las islas que estamos estudiando!
Rápidamente cogí el mapa, lo escaneé y me puse a buscar en el ordenador esa isla. Entonces Jaime dijo
- Yo prefiero los libros, si tú quieres busca en el ordenador pero nosotros usaremos los libros.                                                            
Cuando ya la había encontrado, de repente dijo Juan:
-¡Mirad la hora que es!
Eran las 8:30 pm. Decidimos que íbamos a poner hojas encima de la compuerta, y encima, una gran piedra. Así, nadie se daría cuenta y al día siguiente cuando volviéramos sabríamos donde se situaba la compuerta. Cogimos las bicis y volvimos a casa, pues habíamos invitado a Juan y a Ana a que se quedaran a dormir.

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