lunes, 28 de marzo de 2011
Un fantasma en el armario, por Jaime Caruncho
Un día, abrí la puerta de mi armario y vi la ropa moviéndose. Metí la mano para ver si había alguien, pero, no había nadie. Entonces pensé que sería un fantasma el que estaba dentro, cerré rápidamente la puerta del armario y bajé al sótano.
De repente, aparecieron unos pies y el fantasma se volvió visible. Empezó a perseguirme por mi habitación, salí de allí, cerré la puerta con pestillo y se quedó encerrado. Pasaron dos horas y entré otra vez. La persona estaba sentada en la silla leyendo, me acerqué y no me hizo nada. Estuvimos un rato hablando y nos hicimos amigos. Se lo conté a mis padres y no se lo creyeron pero se lo presenté. Le preguntamos si tenía nombre y dijo que no, entonces le llamamos Juan.
De repente, aparecieron unos pies y el fantasma se volvió visible. Empezó a perseguirme por mi habitación, salí de allí, cerré la puerta con pestillo y se quedó encerrado. Pasaron dos horas y entré otra vez. La persona estaba sentada en la silla leyendo, me acerqué y no me hizo nada. Estuvimos un rato hablando y nos hicimos amigos. Se lo conté a mis padres y no se lo creyeron pero se lo presenté. Le preguntamos si tenía nombre y dijo que no, entonces le llamamos Juan.
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Me a encantado Jaime.
ResponderEliminarFELICIDADES. Podrías haberlo agrandado un poco mas el cuento pero esta muy bien.
Sigue publicando.