martes, 29 de marzo de 2011

Un Monstruo Marino, de Luis de León

Era lunes por la mañana y yo, Luis, estaba jugando cuando de repente apareció un barco de la nada. Yo, muy curioso, fui hacia el barco y entré y me llevé un gran susto porque había un capitán que estaba pilotando el barco. Yo dije:
-¡Hola! ¿Hay alguien ahí?

Nadie me respondió. Entonces me surgió la curiosidad de saber lo que había dentro. Fui y me acerqué hacia el capitán. Le pregunté:
-¿A dónde vamos?
Él no me contestó. Yo, muy asustado, le cojí la mano y me di cuenta de que la mano no tenía fuerza, así que la solté y se cayó al suelo. Vi también que tenía un gran herida en la rodilla. Parecía que estaba desmayado. Pero no, el capitán estaba muerto. Recorrí los camarotes y no había nadie. De pronto, me acordé que todavía no estaba en el mar, sino en el puerto. Así que llamé a unos señores y les dije todo lo que había pasado. Ellos que parecían grandes aventureros me dijeron:
-¡Eh, chaval! ¿Quieres que investiguemos este misterio?
A mi me dio un vuelco el corazón. Yo nunca había vivido una aventura semejante. Así que lleno de alegría les  dije:
-Pues claro.
Montamos en le barco, pero no tenía combustible, así que tuvimos que ir a comprar gasolina. Cuando volvimos, llenamos todo el depósito. Un señor me dijo:
-Vete a la cubierta a ver si ves algo.
Zarpamos. Íbamos a gran velocidad cuando de repente en medio del viaje me pegué un susto terrible. Había un tipo de pez flotando muerto en el agua. Yo  pude identificar que con el tamaño que tenía aquel pez tenía que haber sido un tiburón. Llamé rápidamente a uno de los dos señores. Vinieron los dos porque estaban muy interesados en aquel caso. 
Me dijeron que había sido una pelea de tiburones. Yo no me lo creí ya que las heridas no eran mordeduras sino eran rajas, así que fui a avisárselo a los dos aventureros. Ellos volvieron rápidamente y me dijeron que no tenía que investigar aquel caso ni meterme en esos asuntos. Yo muy triste fui a mi cubierta y empecé a jugar con mi Nintendo. 
Después de unas horas escuché un grito. Mi deseo de curiosidad fue bastante fuerte para ir hasta allí. Cuando entré en la habitación donde provenía el grito, vi algo horroroso. Había un monstruo rarísimo cogiendo del cuello a uno de los aventureros, el otro aventurero tenía una pistola en la mano derecha y en la mano izquierda tenía un cuchillo pequeñito. Vi como el aventurero que estaba armado disparaba hacía el monstruo, pero el monstruo esquivaba rápidamente las balas hasta que el aventurero le lanzo el cuchillo y le dio en todo el ojo al monstruo.
Yo muy asustado vi  que el monstruo empezó a gritar y se cayo al suelo muerto. El aventurero que había sido cogido del cuello por el monstruo soltó un buen grupo de insultos pero de repente sonó un buen estruendo en la cubierta. Todos fuimos a ver lo que había pasado y no se porque me dio la sensación de que en la cara de los dos aventureros había dos sonrisas. 
Yo me di cuenta de porque tenían esas sonrisas.¡habíamos llegado a tierra firme! Bajamos del barco hacía el puerto y fui directo a mi casa y se lo conté todo a mis padres y ellos me contestaron con un largo : ¡Guuuaaaaauuuuu!

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